Suena muy básico escribir sobre cómo servir una cerveza, sin embargo, la manera en la que escojas consumir tu cerveza va a influir en tu experiencia.
Si quieres disfrutar y degustar correctamente la cerveza, debes servirla en vaso. Al tomarte la cerveza de la botella no solo estás tomándote todo el CO2 disuelto causando que te empance, sino que estas dejando fuera de la ecuación a la nariz, responsable en gran parte de la degustación y el flavor (aroma+sabor)
El aroma te da las notas de la cerveza y es responsable de la mayor parte de lo que en inglés se dice FLAVOR (no es lo mismo que sabor). Es por eso al estar enfermo la comida sabe insípida).
Al momento sólo se tienen identificados receptores para 5 sabores:
- Acidez
- Dulzor
- Amargor
- Umami
- Salado
- con posiblemente un sexto: Grasa
Al servir tu cerveza en vaso, estas dando oportunidad a la nariz de identificar todos los compuestos aromáticos presentes en la cerveza. Desde las notas florales, herbales, cítricas, terrosas o tropicales de los lúpulos, a las notas de panadería de las maltas (café, chocolate, pan, galleta, etc. Hasta las notas que puede dar la levadura, desde frutales hasta especiadas.
Vayamos con algunas de las maneras de servir tu cerveza.
La clásica: Inclina el vaso a 45 grados, empieza a servir tu cerveza por la pared del vaso hasta la mitad o ¾. Termina por enderezar el vaso procurando formar una corona de 2 dedos de espuma. La rapidez con la que sirvas la cerveza dependerá del nivel de carbonatación y la retención de espuma.
Slow-pour: En este método dejas caer el líquido directamente hasta el fondo del vaso causando que se forme mucha espuma. Espera a que la espuma baje y continuas sirviendo poco a poco. Se tardará un poco de tiempo pero tendrás una espuma más compacta, una cerveza con una sensación en boca más cremosa y liberas más CO2 de la cerveza.