Suena muy básico escribir sobre cómo servir una cerveza, sin embargo, tiene su chiste. La manera en la que escojas va a influir en la sensación en boca, la calidad de la espuma y la cantidad de CO2 disuelto en el líquido que luego estará en tu estómago.
Es importante destacar que si quieres disfrutar y degustar correctamente la cerveza, debes servirla en vaso. Al tomarte la cerveza de la botella no solo estás tomándote todo el CO2 disuelto causando que te empance, sino que estas dejando fuera de la ecuación en gran parte a la nariz, responsable de la experiencia.
Vayamos con algunas de las maneras de servir tu cerveza.
La clásica: Inclina el vaso a 45 grados, empieza a servir tu cerveza por la pared del vaso hasta la mitad o ¾. Termina por enderezar el vaso procurando formar una corona de 2 dedos de espuma. La rapidez con la que sirvas la cerveza dependerá del nivel de carbonatación y la retención de espuma.
Slow-pour: En este método dejas caer el liquido directamente hasta el fondo del vaso causando que se forme mucha espuma. Espera a que la espuma baje y continuas sirviendo poco a poco. Se tardará un poco de tiempo pero tendrás una espuma más compacta, una cerveza con una sensación en boca más cremosa y liberas más CO2 de la cerveza.
Es importante crear la corona de espuma (cerca de 2 dedos) por 3 razones.
- Proteger a la cerveza de la oxidación
- Llevar los aromas a tu nariz (las burbujas de CO2 transportan los aromas volátiles hasta tu nariz)
- Liberar CO2 de la cerveza, evitando que te empances.
¡Salud!